Es un movimiento artístico y
literario surgido en Francia a partir del dadaísmo, en la década de los años
1920, en torno a la personalidad del poeta André Breton.
Los términos surrealismo y
surrealista proceden de Apollinaire, quien los acuñó en 1917. En el programa de
mano que escribió para el musical Parade (mayo de 1917) afirma que sus autores
han conseguido:
Una alianza entre la pintura y la
danza, entre las artes plásticas y las miméticas, que es el heraldo de un arte
más amplio aún por venir. (...) Esta nueva alianza (...) ha dado lugar, en
Parade a una especie de surrealismo, que considero el punto de partida para
toda una serie de manifestaciones del Espíritu Nuevo que se está haciendo
sentir hoy y que sin duda atraerá a nuestras mejores mentes. Podemos esperar
que provoque cambios profundos en nuestras artes y costumbres a través de la
alegría universal, pues es sencillamente natural, después de todo, que éstas
lleven el mismo paso que el progreso científico e industrial.
La palabra surrealista aparece en
el subtítulo de Las tetas de Tiresias (drama surrealista), en junio de 1917,
para referirse a la reproducción creativa de un objeto, que lo transforma y
enriquece. Como escribe Apollinaire en el prefacio al drama:
Cuando el hombre quiso imitar la
acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una pierna. Del mismo modo
ha creado, inconscientemente, el surrealismo... Después de todo, el escenario
no se parece a la vida que representa más que una rueda a una pierna.
El surrealismo tomó del dadaísmo
algunas técnicas de fotografía y cinematografía así como la fabricación de
objetos. Extendieron el principio del collage (el "objeto
encontrado") al ensamblaje de objetos incongruentes, como en los poemas
visibles de Max Ernst. Este último inventó el frottage (dibujos compuestos por
el roce de superficies rugosas contra el papel o el lienzo) y lo aplicó en
grandes obras como Historia Natural, pintada en París en 1926.
Otra de las nuevas actividades
creadas por el surrealismo fue la llamada cadáver exquisito, en la cual varios
artistas dibujaban las distintas partes de una figura o de un texto sin ver lo
que el anterior había hecho pasándose el papel doblado. Las criaturas
resultantes pudieron servir de inspiración a Miró.
En el terreno literario, el
surrealismo supuso una gran revolución en el lenguaje y la aportación de nuevas
técnicas de composición. Como no asumía tradición cultural alguna, ni desde el
punto de vista temático ni formal, prescindió de la métrica y adoptó el tipo de
expresión poética denominado como versículo: un verso de extensión indefinida
sin rima que se sostiene únicamente por la cohesión interna de su ritmo.
Igualmente, como no se asumía la temática consagrada, se fue a buscar en las
fuentes de la represión psicológica (sueños, sexualidad) y social, con lo que
la lírica se rehumanizó después de que los ismos intelectualizados de las
Vanguardias la deshumanizaran, a excepción del Expresionismo. Para ello
utilizaron los recursos de la transcripción de sueños y la escritura
automática, y engendraron procedimientos metafóricos nuevos como la imagen
visionaria. El lenguaje se renovó también desde el punto de vista del léxico
dando cabida a campos semánticos nuevos y la retórica se enriqueció con nuevos
procedimientos expresivos.
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